Prefiero no leer ese verso. Cerrar el poemario y soñar por mi mismo, vaciar mi presente y entregarme al sonido de mis emociones. No quiero seguir el guión de Benedetti. Quiero escribirte sin paternidad, a la luz de una tarde sin sol, con un cielo al borde del llanto. Te escribiré con el alma descalza, sin protección, para sentirte en mis letras y hacerte venir por las noches en mis sueños. Deseo ser yo quien te transforme en poesía. Anhelo ser el autor de tus lienzos para encantar tus alas por siempre. Quiero ser yo.